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En el año 1992, Duncan Stutterheim, junto con Irfan van Ewijk y Theo Lelie, fundaron ID&T (Irfan, Duncan & Theo), empresa que se convertiría en un emblema de la música electrónica en Holanda.
Tenían unos 20 o 21 años, ninguna experiencia como organizadores de eventos y vivían en casa de sus padres. Curiosamente, su primera fiesta como ID&T no se llamó Thunderdome. Se llamó “The Final Exam” y se promocionó como una fiesta de graduación, celebrada en el centro Jaarbeurs de Utrecht el 20 de junio de 1992.
El equipo robó una base de datos que tenía a todos los colegios de Holanda y enviaron cartas preguntando a los profesores si querían que sus alumnos celebraran la graduación en su fiesta. Sin embargo, las cartas estaban llenas de errores y algunos profesores las devolvieron con los errores tachados.
Después de firmar el contrato con el Jaarbeurs, una mañana la dirección del Jaarbeurs envió a ID&T un fax en el que les pedían que pagaran 5 millones de florines para asegurar el local (unos 2.300 euros).
Debido a su juventud, ID&T no tenía acceso a tal cantidad de dinero. El Jaarbeurs estaba intentando hacer imposible que ID&T siguiera adelante con el evento. Pero por suerte, Duncan tenía contacto con el jugador del Ajax Dick Schoenaker. Le llamó para pedirle ayuda con el seguro.
Dick le dijo que no podía hacerlo, pero ID&T insistió. Al día siguiente llamaron a el equipo del Jaarbeurs y les dijeron que habían pagado el seguro. La dirección no podía creerlo. El evento siguió adelante. Se esperaba que The Final Exam contara con unas 6.000 personas. Sin embargo, acabó reuniendo a 12.000 ravers, y fue un desastre.
Para ahorrar dinero, decidieron encargarse ellos mismos de la limpieza del local. Theo Lelie, la “T” de ID&T, fue echado después del evento por no mostrar suficiente compromiso durante la limpieza.
La fiesta terminó a las siete de la mañana y todavía estaban ocupados limpiando a las once de la mañana. Esta fiesta fue una de las que daría origen al movimiento que se apoderaría de la juventud de Holanda durante la década. LA CULTURA “GABBER”
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